Entre libros y delirios

Anoche fui a la FIL (feria internacional del libro) , era el último día y yo estaba en mi casa volando en fiebre otra vez, pero me convencieron de ir y fui, soporte un tráfico horroroso, la Javier Prado era una procesión mas lenta que la del señor de los milagros.

Cuando llegué a la FIL, llegué en estado catatónico y mi interés por algún libro era nulo, di unas vueltas, vi a Aldo Miyashiro firmando autógrafos, no he leído su libro, y no se si lo haga, pero vi la portada y me pareció que era el rostro de Pietro Sibille con cara de pastrulo, seguro representando a misterio, y por las pocas páginas del libro supuse que me encontraría con una historia llenas de Asu, pe, claro pe, habla varón, misterio y la U pe la U o a lo mejor era la fiebre que me tenía mal humorado, entonces me senté a tomar un capuchino y me empujé una antalgina.

El efecto fue rápido, me levanté y atraído por una música ochentera me encontré con The bangles y su maniac monday, mi corazón empezó a latir (disculpen si me pongo gay no me importa la verdad) y recuerdos de mi niñez afloraron en medio de una fiebre que se despedía y me dejo hacer un minishow interno, sentí que las luces se pagaron menos la central y tuve la visión de cuando niño repartía volantes en el Jirón de la unión para una casa de ropas (casa Toshio) que ya no existe, y recordé haber visto en esa calle la final de México 86 entre Argentina y Alemania, recordé los sanguches de jamón que me comía al frente (los mejores de mi vida) , recuerdo haber comprado pollo broster en el restaurante del mismo japonés (Toshio) , pues a veces me daban vales en la tienda y yo corría a la salida para llevar a mi casa todo lo que entrase en la mochila.

En medio de una fiebre que se diluía en mis venas, me acorde de las canciones ochenteras de ese jirón hoy ajeno, se que los recuerdos con el tiempo se añejan y se mezclan en tiempo y espacio pero hay canciones que irremediablemente me llevan a la niñez, tenía 8 años y era otro niño feliz, que salía a trabajar.

Luego al volver en mi, esquivar miradas y antes de que llamen a una ambulancia salí disparado y le puse atención a los libros, terminé comprando Memorias de una dama de Roncagliolo, Cien años de soledad (un clásico que he rescatado), y tres de Marito VLL en el stand del Mercioco a 12 lucrecias, estaban volando, maldición a las justas encontré lo poco que quedaba, he decido que ya no voy andar obsequiándo mis libros, pues siempre que leía uno quería que todo el mundo lo leyera y me la pasaba regalándolos convenciéndolos de que lo disfrutarían tanto como yo.

Hoy desperté sano y juicioso pero con la enorme pena de encontrar al Twitter muerto, no entraré en shock pues me ha servido para escribir este mamarracho de recuerdos y amores internos pero vuelve pronto te lo ruego que extraño tus 140 caracteres.

Este es la canción que desencadenó todo.