jueves, 18 de septiembre de 2008

Un reencuentro en la "Sucursal del Cielo"...




Quien diría , el tiempo es tirano con sus tic-tacs incansables, fue ayer que tuve ocho años y me los encontré en una escuelita primaria, el 0073 Benito Juarez de Zarate, fue ayer que todos éramos tímidos y unos desconocidos por completo, dos de ellos habían llegado de la sierra a la capital, con sus caras llenas de rubor y las manos cuarteadas por el frío de los andes, les costaba decir completo sus propios  nombres cuando el profesor se los requería y a mi me costaba entablar amistad con alguien pues también era un recién llegado (de otro cole), un nuevo en el colegio como casi todos.

Pero fue así que  fuimos formando un grupo de cinco palomillas, con miles y millones de anécdotas, de las cuales sólo nosotros nos reímos al recordarlas entre copas y frustradas salidas nocturnas. 

El domingo me los encontré, nos subimos a un bus y enrrumbamos para Huanca-York City, puesto que uno del grupo trabaja por esos lares y nos esperaba en su penthouse a las afueras de la ciudad. Para acceder a su departamento había que sortear a un perro (un cancerbero) muy feroz que no se movía nunca de la entrada y luego subir por una escalera de caracol muy estrecha y de escalones cortísimos y empinados, ( me preguntaba y como subiría por acá si uno llegase ebrio, creo que todos nos preguntamos eso) nos acomodamos bien y empezamos con unos previos de Franca (porque el amigo anfitrión es además gerente de Franca, salud por eso) y entrada la noche, nos fuimos al centro de la ciudad a darnos un banquete de cuadril de lomo fino y abundantes papas fritas (que por cierto costaba unos 15 soles ó 5 dolares americanos, pero la verdad muy sabroso, ¿habrá sido res? me pregunté), y luego partimos para un pueblo llamado Orcotuna Town, a unos 20 minutos de la ciudad, "la sucursal del cielo" le dicen (luego averigüé que existen como unos tres mil pueblitos en la sierra que se hacen llamar "la sucursal del cielo" ) nos esperaban muchas bandas de música todas tocando al unísono (algo así como en un capitulo del chavo donde todos tocaban una canción distinta, pero esta vez en versión pentafónica osea huaynos y demas ritmos folklóricos andinos), ademas de mucha gente bailando al rededor de una caja de cerveza, esperando a que reventaran una docena de castillos armamdos con caña y nylon, apertrechados de fuegos artificiales, todos en competencia, todos sumidos en la más profunda de sus alegrías y tristezas, recordando tal vez esa niñez llena de moquitos, pastando vacas y comiendo maíz tostado. 

Así que nos unimos a la fiesta buscamos un sitiecito y colocamos nuestras cervezas, y es verdad, uno se contagia del ambiente festivo y nos dimos cuenta que no éramos los únicos recién llegados al pueblo, habían mucha gente de Lima y del extranjero, también me encontré con casi toda mi familia (mi familia por el lado materno nació en "la sucursal del cielo", y mi padre nació en una quebrada que está entre Huancayo y Huancavelica, al cual solo se podía acceder por las rieles del tren, pero otro día les contare sobre Acoria, algo así como Macondo pero en la sierra). 

Y a tomar, y a tomar, y a bailar, seguir tomando y seguir bailando, mi estomago me demostró tener una capacidad antes no descubierta, almacenando litros y litros de cerveza, esta vez de todas las marcas, (recuerden que había un cuadril de 500 grs con abundantísimas papas fritas y media caja de cerveza previamente), y fue entonces que el cielo se iluminó de plata, el estruendo se vistió de magenta, turqueza y toda la gama de colores que el efecto del alcohol y la alegría de la noche intesificaron en mis ojos, cuando entre el grupo de jóvenes danzarines, apareció una doncella pequeñita pero muy bien proporcionada, los lobos aullaron y los galanes quisieron demostrar sus artes seductoras, pero nadie se le acerco, pues no estaba sola, estaba rodeada de primos, primas y supongo yo, un montón de tías celosas, pero igual seguimos tomando y bailando entre nosotros, por cierto nos dimos cuenta que mientras babeábamos por las bellezas andinas (bendito alcohol, oh hacedor de milagros y bellezas consumadas) nos empezaron a robar el néctar de cebada, y nos faltaron algunas botellas, miércoles! dijo uno de mis amigos, a los gavilanes les están robando los huevos, y las chicas (bueno eso nunca fue novedad y hasta una constante diría yo).

La noche  a terminó cuando (y no tengo idea como) estábamos en un taxi de regreso a Huanca-York City, alcoholizados y con nuestro record intacto ( Cero chicas), mientras me preguntaba y ahora como subo por esas escaleras de caracol son 4 pisos de vueltas y vueltas , ni siquiera recuerdo como me subí al taxi, previa bajada de la plaza de armas a la carretera, en fin, solo quería llegar al penthouse y terminar de desmayarme... al día siguiente, bueno el día siguiente es otra historia, hasta la próxima sufrido lector...





2 comentarios:

  1. OMG! y asi dices ke yo relato muy bien... tus metaforas son wenisimas, grande Gino, al parecer un wen blogger nacio... sigue asi!
    Y si, los viajes son las mjores anecdotas ke uno puede tener n la vida y mas si son con personas ke uno conoce x años, y kienes mjor ke los amigos dl cole con kienes puedes conversar y recordar cosas d años pasados... puedes ir viendo las evolucion d cada uno con el pasar d los años.
    Me gusto tu post!

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  2. T djo una tareita, una buena idea pa' tu blog, un nuevo post, se trata d un 'meme' una especie de cadena, las reglas stan en mi blog =D!

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