Tentaciones del Pasado

Me he quedado solo en casa, me he tirado en la cama a comer helados con wafer, luego disfrutar de un cigarrillo mientras escucho la música suave. Estaré solo por dos semanas, después de muchos años y no tengo ganas de hacer planes, los amigos habituales de juerga han desaparecido y todo indica que me toca portarme como un angelito mientras dura mi inesperada soledad y repentino abandono. De pronto encuentro en el celular  llamadas perdidas, que no  había notado y las empiezo a revisar una por una, pero encuentro un número que no logro reconocer, además desde ese número tengo dos mensajes incomprensibles desde ese mismo teléfono.  

1.-"Hola, a que no sabes quien soy, y a que no te imaginas donde estoy"

 

2.- "Bueno ya, llámame ahora tú porque no me has contestado ni un poquito y extraño oir tu voz"

Me dió curiosidad no lo niego, pero un extraño presentimiento me decía que los borrase y que no devolviera la llamada, podia oler los problemas desde la distancia, y definitivamente decidí no llamar a averiguar.

- Hola - era la voz de una mujer.

- Hola, disculpe pero tengo unas llamadas pérdidas y unos mensajes, ¿me los ha enviado ud?-          Tratando de hablar lo mas neutral que podía.

- Soy Carmen Olaya, ¿te acuerdas de mi o ya me has olvidado?.

Porsupuesto que me acordaba de ella, estuve lócamente enamorado de ella cuándo estábamos en la universidad. Fuímos muy buenos amigos y el día que estuve a punto de declararle mi incondicional y eterno amor, me dijo que se tenía que ir de viaje para siempre a Noruega con su madre, estuvimos escribiendonos unos mails por un tiempo pero cada vez se fue cortando la comunicación, lo último que supe de ella era que se iba a casar con un tipo impresionante, altísimo como ninguno e importante hombre de negocios en  la bolsa Europea, ese día Carmencita Olaya se volvió un dolorcito casi olvidado en el fondo del corazón, ahí con los tantos trastes que suelo amontonar cuando le doy vuelta a las páginas de mi vida.

- Estoy en Lima tontito- me dijo mientras yo intentaba de reponerme de ese shock. Conversamos un montón por el celular, le pregunté de como me había localizado y claro me dijo que tenía el número de la señora que nos alquilaba los departamentos  en la universidad y que por ese medio me rastreó. Me contó que la estaba pasando fatal con su marido, que se había venido a Lima a visitar a su padre que no lo veía en años, que tenía una hija preciosísima pero se había quedado en Amsterdan con su abuela. Que se vino sola, que ya no se ubica en la ciudad, y ahora todo es diferente. Yo le conté que me había casado y que mi esposa se fué de viaje con una amiga que había suspendido su boda porque descubrió que el novio tenía un pasado bisexual, que yo le había dicho que eso no debería ser un problema y al final me terminé peleando con Amelia y se marchó por dos semanas, que a ver si regresaba para Navidad. 

- Entonces no hay quien te controle, que comes, a que hora tienes que dormirte, que tienes que ponerte, a que hora es bueno que te bañes, que si te vas ademorar en el trabajo, que cuando salen, porque de seguro ya no salen a pasear, que porque ya no le regalas rosas hace tiempo, que porque siempre te quejas de las noticias, etc, etc- Me decía y yo solo atinaba a reirme como un mocoso pillado en una travesura.  Hasta que me dijo que quería verme. 

Esa noche me la pasé dando vueltas en la cama, no pude dormir. Llamé a los Ángeles para ver si Amelia y su amiga la novia despechada habían llegado sin novedad. No le mencioné nada más. 

Y ahora me pregunto y repregunto que puedo hacer, me ha pedido que la lleve a bailar, a comer, a charlar, que su hotel tiene una piscina enorme en su suite que, que bonito sería recordar la universidad, que la ponga al día sobre las gemelas enanas, que le hable de Victor el poeta sin suerte, del Chino que escribía en ruso para que no le pirateen el cuaderno, de verdad nos harían falta muchas horas, muchas tardes, muchas lunas para contarnos los años perdidos. Pero y si sucede eso que tanto anhelaba en la juventud y que ahora con los años y la vida recorrida, ya no sería un obstáculo la timidez o a lo mejor me estoy imaginando cosas, a lo mejor solo quiere escuchar al amigo que siempre fuí para ella. Pero entonces porque me dijo que estaba por separarse del marido. A lo mejor le da mucha pena y no ha tenido a quien contárselo o la mejor yo soy muy ingénuo y cojudo, no sé si inventarle un viaje inesperado para no ir o dejar que las cosas sucedan solas.  Necesito un consejo urgente.