Una vez rompí sus platos, "dame mi pistola de agua". Tenía 7 años.
Una vez pateé a mi abuela, "te odio vieja bruja, quiero ir a jugar al parque". Tenía 6 años.
Una vez tiré a mi abuela al suelo "quiero helados, quiero helados". Tenía 5 años.
Cuándo yo tenía 5 años mi abuela me había llevado a la misa del santo de su pueblo, yo estaba resfriado, tenía la nariz roja y con heridas. Mi abuela me había puesto una chompa blanca muy bonita que ella me había tejido desde el día en que nací. Pero como estaba enfermo me había rellenado con otras chompas viejas plomas y llenas de agujeros que habrían pertenecido a algún antepasado. Al salir de la iglesia, el sol serrano quemaba y curtía la piel de quienes no se pusieran a buen resguardo de su inmisericordia de mediodía. Un heladero estaba cerca de la puerta con su frenética corneta y deseoso de vender los chupetes de hielo y agua de caño, pintada en todos los colores. "Quiero elalos, quiero elalos" . No hijito tu estás enfermo, y te tendremos que poner una inyección con el tío Pedro si no te portas bien, formalito, formalito. Me tiré al suelo y luego de hacer trizas la chompa blanca me la quité y me quedé plomo y con agujeros, mi abuela presurosa intentó vestirme de nuevo y yo en el forcejeo la hice caer. Todo el pueblo se acercó y me abuela alzandome en su regazo me llevó a casa, yo seguía llorando rabioso pero me hizo callar con una mazamorra de calabaza.
Cuando yo tenía 6 años, quise ir a jugar al parque y mi abuela consideraba que era muy pequeño para irme solo, pero yo que ya tenía amiguitos insití testarudamente y hasta que la pateé en un tobillo, y me fuí directo al parque, corrí, corrí y jugué hasta que un niño mas grande que yó me subió a un muro y me quitó los zapatos y una media y las tiró a una acequia y se las llevó el agua, estuve llorando hasta las 6 de la tarde y mi abuela me rescató, me limpió la cara, me llevó a casa y me dejó por un momento, regresó con mis zapatos mojados.
Cuando yo tenía 10 años, mi abuela no me dejó salir a dar vueltas con mi triciclo. En cambio me pidió que le leyera una carta de mi abuelo tantas veces viajero, tantas veces ausente, tantas veces mi abuelo. Cartas y documentos que siempre le leía a mi abuela, y ese día de lo molesto que estaba, le dije lo que sospechaba desde hacía tiempo, "eres una ignorante porque no sabes leer", "tu no fuiste a la escuela, yo sí", mi abuela me miró con decepción, sacó unos anteojos y se sentó en silencio por una hora, al terminar la carta se fue a llorar a su cuarto. Era una carta de mi abuelo, contando que tía Nancy había muerto.
Una vez tomé la mano huesuda, tibia, manchada, arrugada pero dulce, de mi abuela y se la besé y prometí volver al día siguiente, me acarició los cabellos en su regazo, me dijo si mañana vuelves, y me traes una gaseosa, no sé porque pero quiero una. Tenía 32 años y murió esa madrugada.
Nunca lloré, pero se me parte el pecho por las noches, en la calle, a cualquier hora, son espasmos de segundos. La extraño.
A veces de niño uno no termina por entender las cosas.
ResponderEliminarLas abuelas... por desgracias de la vida, jamas pude gozar de una.
Me has hecho recordar a mi abuela paterna. Yo también la extraño.
ResponderEliminarmierda q genial eres.
ResponderEliminarme encantó.
mis abuelas estan vivas y son geniales.. aunque a veces.. yo no soy tan geniales con ellas.
besos miles
LACHATA
me dejaste sin palabras ...
ResponderEliminarUn relato de abuelos, también
http://trovadorsinsuerte.blogspot.com/2008/11/siempre-llega-el-enanito.html
saludos, gusto leerte
pd. podrias cambiar la opcion "guay", como que no le cae a tus post.
Ya no tengo abuelos y ha veces (para no decir siempre) de niños decimos y hacemos esas cosas. Lástima que no podamos retroceder el tiempo, pero a veces es mejor así.
ResponderEliminarcosas de niños y las abuelas lo entienden. Aunque ahora ya no este a tu lado dile cuanto la quieres y aprecias, estoy segura que recibira el mensaje. que tengas un lindo dia :)
ResponderEliminarDe esas vivencias aprendemos.
ResponderEliminarIgual, nadie nace sabiendo.
Nadie nace amando.
Saludos.
Los abuelos son la experiencia que despreciamos y que luego debemos pagar un precio muy alto por ella.
ResponderEliminarSaludos.
Fascimamte simple y genial Feliz de haberte encontrado no te pierdas
ResponderEliminarEstoy llorando!, mi abuela tiene las manos como las de tu abuela, y la requiero.
ResponderEliminarqu buen texto
bso
Muchas gracias chicos por sus comentarios, lo de mi abuela fue algo difícil, bueno aún lo es. Saludos a todos.
ResponderEliminarLas abuelitas comprenden a sus nietos mucho más de lo que nosotros creemos... y seguramente en el cielo ella estará contenta con cómo la extrañas.
ResponderEliminarLore
Que tiernas tus historias. Yo conoci poco a mis abuelos pero creo que no tengo tantos tiernos recuerdos.
ResponderEliminarGracias por visitar mi blog-cito...
Saludos.
lore y pilar gracias por pasar por aquí, que bueno que les haya gustado.
ResponderEliminarufffffff....aun no me repongo...cuanta falta NOS hace....gracias por tu relato
ResponderEliminar